viernes, mayo 15, 2015

LA ARMÓNICA DE CRISTAL. UN PLANETA DE PALABRAS



El pasado 29 de abril celebrábamos el Día Internacional de la Danza y desde esta sección nos sumamos al homenaje recordando el famoso postre dedicado a la bailarina Anna Pávlova: la exquisita Tarta Pávlova. Nacida en San Petersburgo en 1881, se formó en la Escuela del Ballet Imperial y debutó en 1889. Trabajó en los primeros años con los Ballets Rusos con Serguéi Diáguilev. Con esta compañía recorrió Europa en 1909. Dos años más tarde, formó  la suya propia, que se mantuvo durante quince años y con la que realizó giras por todo el mundo. Su gran expresividad y su aportación a las zapatillas para la técnica en pointes, entre otros aspectos, la convirtieron en uno de los referentes de la Historia de la Danza del siglo XX, destacando en los papeles románticos (Las Sílfides, Giselle, Coppélia), si bien para el gran público será recordada por su interpretación de La muerte del cisne de El Carnaval de los animales de Saint-Saëns, creada por Michel Fokine en 1905.
    Las últimas investigaciones sobre su origen sitúan la invención de la tarta Pávlova en Nueva Zelanda. Postre de merengue horneado, se creó en la década de 1920 en honor a la bailarina rusa. Alguna tesis señala que lo ideó el chef del Hotel Esplanade de Perth en 1935, Herbert Sachse. La apariencia delicada de la bailarina parece reflejarse en la imagen y textura del pastel, crujiente por fuera y muy cremoso y ligero por dentro. Sobre base circular o cuadrada, se adorna generalmente con fresas o frutas del bosque. Esperamos que disfrutéis de nuestra propuesta exquisita y etérea. Прия́тного аппети́та! (Buen provecho).

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