viernes, mayo 29, 2015
ARTEMATEMÁTICA
Nuestra exposición se detiene hoy en el texto e imagen dedicados a marzo, en las raíces cuadradas. Las raíces, en este mes ventoso, que parece llevarse nuestras ligaduras terrenales, nos mantienen unidos al sustrato inicialmente protector. Borin Vian nos recuerda con humor, tras evocarnos al clásico Racine, cuyo nombre tantas reminiscencias suscita, la química y culinaria de variadas raíces, para reflexionar finalmente en la poesía abstracta y nada material de la raíz cuadrada.
RAÍZ
CUADRADA
Vemos
raíces de todas las formas:
puntiagudas,
deformes y redondas.
La
del malvavisco es casi angélica,
y
hay una Racine que es clásica.
La
de la mandrágora es diabólica
y,
por más que cavilemos,
no
se puede hacer nada.
Pero
la raíz que yo adoro,
y
que se extrae sin fatiga,
es
la raíz cuadrada, mi preferida.
Una
raíz de aspecto sospechoso
es
la del eje motor,
y
el drogata vende su alma
por
la del árbol de levas.
Si
es la raíz de mandioca
podréis
merendar tapioca;
pero
evitaréis con gran atención
ingerir
la del diente de león.
Hay
raíces que se venden en tarros:
nabos,
pepinos y rábanos.
Conocéis
la del brezo, raíz tremenda
con
la que se hacen pipas estupendas.
La
raíz de la caña de pescar,
cultivadla,
¿quién os lo impedirá?
Pero
la raíz que yo adoro,
y
que se extrae sin fatiga,
es
la raíz cuadrada, mi preferida.
Boris Vian
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