martes, marzo 15, 2011

LA ARMÓNICA DE CRISTAL. TRAYECTORIAS SONORAS


Hola. Un nuevo martes nos reencontramos en esta sección de literatura musical. Hoy volvemos al siglo XX para recordar a una de sus más grandes figuras de la composición, Iannis Xenakis (1922-2001) y su obra Persephassa (1969). El compositor nacido en Rumanía, pero de ascendencia griega, retornó en 1932 a la patria helena y participó en la II Guerra Mundial como miembro de la Resistencia Griega y más tarde luchó contra los ingleses, que propiciaron un gobierno conservador. En 1944, por causa de un obús británico perdió el ojo izquierdo y parte de la cara. Un año más tarde es capturado y condenado a pena de muerte. Huye a Estados Unidos y en 1947 se establece en París, donde adquiere la nacionalidad francesa.
Añadimos a estos breves apuntes biográficos que asiste en el Conservatorio a las clases de Olivier Messiaen y trabaja en el laboratorio de Pierre Schaeffer, al tiempo que completa sus estudios de ingeniería. Precisamente su colaboración como ingeniero y arquitecto con Le Courbusier (entre otros proyectos participa en el diseño del pabellón Philips para la Exposición de 1958 de Bruselas, donde coincide con Varèse), será decisiva en su concepción del sonido como estructura moldeable, propicia a las formas cóncavas y convexas, sin articulaciones ni rupturas, asentadas en la aplicación de la parábola hiperbólica utilizada por Le Courbusier. La idea de una construcción visual analizada al detalle le conducirá a la aplicación de una base teórico-matemática que, no obstante, está fuertemente enraizada en una espiritualidad canalizada a través de las ciencias. Los espacios sonoros son frecuentemente, para Xenakis, formas de onda que refleja en papel milimetrado y que luego traslada a la notación convencional.
La primera de estas composiciones con esta forma es Metástasis (1954), en la que el autor pretende superar la inmovilidad de la sustancia sonora mediante el efecto de masa superpuestas. Sonidos y masas sonoras son manejados plásticamente, desplegados también más tarde en abanico, círculo, islas, etc., que concibe como galaxias o nubes. El perfil tímbrico de estas músicas, que abre camino a la Música Textural, se basa en grandes extensiones de glissandi, staccati y pizzicati, que producen un efecto multidimensional, como una escultura sonora, y que describen en ocasiones un sonido abrasivo.
Durante la década de 1950, la traducción de cada visión inicial en material sonoro se produce a través del cálculo de probabilidades y la introducción de las teorías del azar (en Evraly conecta con John Cage al delegar en el pianista algunas decisiones), además de otras influencias procedentes de la Física y la Química. Así llega al análisis de la actividad irregular de las partículas sonoras como una nube de gas. Aparece seguidamente el término de "Música Estocástica" (del griego stochos: "objetivo"), que procede de los estudios del matemático suizo Bernoulli (1654-1705), y que se basa en operaciones con valores estadísticos. A partir de 1978, Xenakis volverá a la escritura de piezas para pocos instrumentos (ya en la década de 1960 había dedicado Nomos Alpha al violoncello). Demandará en estas obras una mayor intensidad expresiva, si bien continúa utilizando la lógica.
Persephassa está escrita para seis percusionistas, que se colocan alrededor del público, produciéndose un efecto de cascadas de sonidos procedentes de distintas fuentes, creando el efecto de una cúpula sonora (en Terretektorh y Nomos Gamma, ambas de la década de 1960 ya había experimentado con la distribución de los intérpretes). En la obra, de unos 26 minutos de duración, Xenakis recurre a referencias mitológicas, una de sus constantes en su producción, muy influida por la Antigüedad Clásica. En este caso, alude a Perséfone, diosa de la Primavera y esposa de Plutón, que aparece transmutada en otras culturas como la anatolia, india y persa. Es en Persépolis (Irán), donde Xenakis la escribe por encargo del Ministerio Francés de Cultura para el Festival de esa ciudad. Xenakis, que recurre a elementos, como ya dijimos, de espacialidad del sonido, parte también de un modelo matemático e inventa nuevos instrumentos como el Simantra bois, tabla de madera densa y sonora y el Simantra métalliques, varilla de metal. La pieza fue dedicada al famoso grupo de "Los Percusionistas de Estrasburgo", quien la estrenó el 9 de septiembre de 1969.

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