Pacific 213 partió, según Honegger reconoce, de una idea abstracta, en que se refleja una aceleración en ritmo y tempo, que proporciona la sensación a partir de la manipulación de ritmos cada vez más breves y
tempi sin fisuras en una superposición de masas, a modo de gran coral, a imitación en la primera parte de la escritura de Bach. Lo denominó
Movimiento sinfónico. Más tarde lo asoció a su admiración por los ferrocarriles y lo tituló con el nombre de la famosa locomotora cuyas cifras corresponden al número de ruedas según su función en el modelo francés (las locomotoras estadounidenses llevarían un número de 4, 6 y 2). Con una orquestación basada en cuerda, viento a tres, cuatro trompas, tuba y percusión (incluye tamtam), consiguió en tan sólo siete minutos de duración, la transmisión del poder de un gran motor, desde la puesta en marcha, el incremento de velocidad hasta la llegada a la estación (silbido de vapor, cojinetes, deslizamiento de las ruedas de acero, etc.). Esa fisicidad del sonido a través de la recepción visual y auditiva va a convertir a la obra en un ejemplo de moderna música programática. Su aproximación al maquinismo hizo que se le comparara con el pintor Léger y sitúa a la composición dentro de la tendencia de obras como la
Fundición de acero de Mosolov (muy difundida en Occidente) o
El paso de acero de Prokofiev. Honegger manifiesta en
Pacific su predilección por la expresión de la actividad dinámica, ritmos acelerados en ostinato y timbres audaces, así como la utilización de la disonancia por efectos de superposición politonal de acordes.
Pacific fue el primero de sus tres movimientos sinfónicos y el más conocido, junto al siguiente (
Rugby), por su contenido descriptivo. Dedicada a Ernest Ansermet, la obra fue estrenada en París en mayo de 1824 con dirección de Serguei Kussevitzki. Se ha convertido en una de las obras más difundidas de su autor. En 1949, el film francés
Pacific 231, dirigido por Jean Mitry, utilizó la partitura como banda sonora.
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