miércoles, junio 24, 2015

CLUB DE LECTURA DE ADULTOS "JOSÉ BECEIRO"


Despedimos junio y nuestras lecturas se tornan veraniegas. El mes de mayo volvimos a la novela histórica para recordar a uno de los autores más importantes de las letras hispanoamericanas y a uno de los renovadores de este género, tan cultivado en el Nuevo Mundo, Alejo Carpentier. El siglo de las Luces representa un paso más en la trayectoria de ficción de este autor, considerado el iniciador de la "nueva narrativa latinoamericana", para quien la Historia y el tiempo como proceso, en palabras de González Echevarría, son elementos fundamentales en su devenir literario: en la obra abandona definitivamente su visión cíclica spengleriana sustituyéndola por una recreación histórica fundamentada en explosiones políticas repetidas, a modo de ecos del Big Ban. 
Carpentier superó la llamada novela regional, criollista o de la tierra introduciendo una esencia universalista en su visión de América, definida por un carácter propio mestizo y barroco, en el que la presencia de lo “real maravilloso” conforma una realidad propia de su idiosincrasia. Como en otras novelas, la Historia en El siglo de las Luces está determinada por la búsqueda de la libertad, si bien en ésta su proyecto se define por la revolución como mecanismo que articula la dialéctica entre utopía y libertad, elemento presente en toda la ficción carpenteriana. La crítica a la Revolución Francesa y sus repercusiones racionalistas en el espacio americano, donde sus consecuencias se traducen en fracaso de la abolición de la esclavitud, se manifiesta en la novela en una reflexión llena de simbolismos en torno a la preocupación filosófica por el tiempo, el espacio y la cultura, soportada sobre una base conceptual. En El siglo de las Luces la férrea construcción arquitectónica y las analogías musicales (la “poética del sonido” carpenteriana es uno de los aspectos más ensalzados por la crítica), vuelven a estar presentes. La escritura de tipo escriptural, arcaizante y barroca, debida, según González Echevarría, a su interés histórico y a su bilingüismo, reivindica el espíritu americano barroco, rico y multiforme, reflejando, a modo de herramienta de cronista, detalladamente la apabullante realidad. De ahí la riqueza orfebrística del lenguaje, cuya prolija adjetivación reproduce el friso barroco, donde no cabe espacio sin retratar. Otro de los elementos presentes en la obra, y que había sido expuesto en El reino de este mundo, es la captación de lo “real maravilloso”, expresión de la mezcla compleja de tradiciones y herencias que conforman la realidad americana, y que se manifiesta en las dimensiones de la Naturaleza, el hombre y la Historia. Acuñado por Carpentier, y de origen surrealista, se basa en la aprehensión de lo real y su cuestionamiento por la literatura, diferenciándose del posterior realismo mágico y superando la mera descripción a partir de la exaltación de la esencia americana. Dicha captación se realiza mediante la “teoría de los contextos”, también formulada por Carpentier, mediante la que el escritor pretende la asimilación de todos sus elementos culturales, económicos, naturales, políticos, ideológicos, etc. La novela combina magistralmente el estatismo monumental de sus párrafos, diseñados como poderosas moles arquitectónicas, con el movimiento y la acción de una prosa dinámica.

Nuestra propuesta gastronómica, en homenaje a Carpentier, nos recuerda un conocido plato de la cocina caribeña y uno de los más típicos de La Habana, el arroz congrí o arroz con frijoles colorados, cerdo y especias, cuyo nombre hace referencia a sus orígenes haitianos y franceses. Ahora que iniciamos el verano, nos despedimos con una obra que invita al lector, como a sus personajes, a disfrutar de la recreación y reflexión, al tiempo que a emprender un continuo viaje por anchos mares en pos de la libertad. Muy feliz verano.







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