


Hola, en nuestro encuentro semanal, hoy recordamos a Johannes Brahms. De su producción aún permanece relativamente en el desconocimiento parte de su obra vocal, sus colecciones de
Lieder y sus piezas corales, mucho menos difundidas para el gran público que sus sinfonías, conciertos o música de cámara.

Sin embargo, el gran compositor muestra también su excelencia y maestría en estos géneros, donde la voz es la protagonista de conmovedores ejemplos de gran sutileza. Su
Lied titulado
En el Lago Op. 59, Núm. 2, escrito poco después de su
Primera Sinfonía, despliega un alarde de fluidez melódica envuelta en una aparente sencillez, próxima a la música popular, con típicas repeticiones al final de los versos y un acompañamiento pianístico descriptivo y lleno de expresividad. Se ha aludido frecuentemente a la elección por Brahms de poetas menores. En este poema de Karl Joseph Simrock, erudito alemán especialista en temas medievales, el paisaje evocado nos revela un contenido mucho más profundo, el reflejo del cielo en el agua y la ansiada conciliación entre nuestra materialidad y el Universo.
En el Lago
Cielo azul, olas azules,
Colinas de vides alrededor del lago,
y más allá, sobre hombros de montañas azules
resplandece, de la nieve pura, el blanco.
Como un bote que nos sotiene y nos mece,
Una suave niebla asciende y cae,
La dulce paz celestial yace

Sobre el mundo radiante.
Corazón atormentado, abre tus ojos,
Contempla a tu alrededor y encuentra paz:
Mira cómo responde el agua, con su reflejo

a cada torre y colina, arbusto y ciudad,
Así tu canción es espejo,
De aquello que la tierra tiene de mayor beldad.
Comentarios
Herman HESSE. El lobo estepario.
Un bico.
Laura.