martes, mayo 04, 2021

CLUB DE LECTURA DE ADULTOS "JOSÉ BECEIRO"


Buenas tardes. Retomamos la sección dedicada a las sesiones del Club de Lectura de Adultos "José Beceiro". En 2020 se cumplieron cincuenta años de la muerte del escritor francés Jean Giono. El MUCEM (Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo) de Marsella dedicó una gran exposición al autor nacido en Monasque, todavía escasamente conocido en nuestro país. El encuentro de nuestro Club correspondiente al mes de marzo se dedicó al gran autor, cuyo relato El hombre que plantaba árboles ha sido la lectura que este curso hemos compartido con el Club de Lectura de Alumnos de Narrativa de 3º y 4º de ESO. 
El hombre que plantaba árboles fue escrito en 1953 por encargo de la revista Reader’s Digest. La publicación pretendía que diversos autores realizaran un relato sobre el tema de las personas que más les habían influenciado en sus vidas. Finalmente fue rechazada la obra de Giono, debido a que éste optó por la ficción. El escritor renunció entonces a sus derechos de autor y finalmente la narración se publicó en 1954 en la revista Vogue, con el título de The Man Who Planted Hope and Grew Happines
 
Destaca Saramago de Giono,
en el prólogo de la edición que disfrutamos, su "indiscutible proeza en el arte de contar", que aquí destila lirismo y sencillez. A modo de fábula, Giono conmueve al lector con una enseñanza que manifiesta de nuevo su preocupación de carácter moral por la relación entre el hombre y la tierra, presente desde sus primeras novelas, pertenecientes a la denominada "Trilogía de Pan", e impregnadas por su admiración hacia los clásicos (recordemos su acercamiento especialmente a Virgilio).  
Su Provenza natal protagonizará su escritura también en obras posteriores: es el caso de Que ma joie demeure (1935). El éxito de este libro lleva a su autor a recorrer con varios amigos de París los escenarios de la novela, que transcurre en la montaña Lure. Durante la visita se ven obligados a permanecer en el pequeño pueblo de Le Contadour. Admirados por el paisaje y forma de vida de sus habitantes, deciden reunirse en el futuro en el lugar y compran un antiguo molino para rehabilitarlo. Desde 1935, dos veces al año se reúnen  durante quince días en las denominadas "Reuniones del Contadour". Estos encuentros continuarán hasta su interrupción por la Segunda Guerra Mundial.
En 1937, Giono escribe Las riquezas verdaderas, calificado por algunos como un manifiesto en el que expresa su rechazo hacia la ambición ilimitada y destructora de la sociedad moderna. La precursora mirada "ecologista" de Giono analiza sus efectos demoledores sobre la Naturaleza y el hombre, anticipando las consecuencias del consumo como motor económico y social de nuestra época. Giono, que padeció las dos contiendas bélicas de la primera mitad del siglo XX, ofrece una visión de la ciudad moderna caracterizada por la especulación y la alienación del hombre, causantes en última instancia de la guerra. Giono propondrá, de hecho, una reacción colectiva consistente en el abandono de la urbe y la vuelta comunitaria a la Naturaleza.
 


Giono, en una carta al director del Departamento de Aguas y Bosques firmada en 1957, afirmó de la obra: "Éste es uno de los textos que he escrito de los que me siento más orgulloso, porque cumple con la función para la que fue escrito". Nos despedimos con el fragmento inicial de la carta, en la que subraya el propósito del relato: "Querido Señor: Siento mucho decepcionarlo, pero Eleazar Bouffier es un personaje inventado. El objetivo de esta historia es el de hacer amar a los árboles, o con mayor precisión: hacer amar plantar árboles (lo que después de todo, es una de mis ideas más preciadas). O, si se considera por el resultado; el objetivo es obtener el mismo resultado de nuestro personaje imaginario". 
 

 

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