miércoles, septiembre 28, 2011

LA ARMÓNICA DE CRISTAL. TRAYECTORIAS SONORAS




Bienvenidos a La Armónica de Cristal en este comienzo del Curso 2011-2012. Hoy nos sumamos al particular homenaje al mundo del bosque que estamos realizando desde este Blog con la obra que hemos escogido este martes: el singspiel El Cazador Furtivo de Carl Maria von Weber (1786-1826). En este título, ejemplo paradigmático de la ópera romántica alemana, el bosque representa un lugar central en el argumento. Weber, autor curtido en el ambiente operístico, no sólo como compositor sino también como director (ocupó este cargo en los teatros de ópera de Praga y Drese), se basó en la lectura de las leyendas recopiladas en el Gespensternbuch (Libro de los Fantasmas) por August Apel y Freidrich Laun en 1810. Siete años más tarde, su encuentro con el abogado y literato Friedrich Kind, ligado al círculo de Dresde, dará lugar al libreto, en cuya elaboración Weber participó directamente, según manifiesta su correspondencia con el crítico J. C. Lobe. En julio de 1817, comienza la composición de la obra, que culminará en 1820 y llevará por títulos iniciales El disparo de prueba y La novia del cazador.

La presencia de elementos del Primer Romanticismo es definitoria en la obra: la inspiración en el paisaje, gran protagonista de la obra (bosque centroeuropeo, en este caso de Bohemia), la elección de escenas pintorescas y rasgos del folklore popular de honda raíz nacionalista, la intervención de elementos sobrenaturales y la lucha entre estereotipos del bien y del mal, que finaliza con el triunfo del bien gracias a la intervención de la justicia divina a través de la redención por amor (en este punto encontramos conexiones con La Flauta Mágica y El Holandés Errante). Hay que recordar los contactos de Weber con escritores románticos como Brentano y von Arnim en Heidelberg, Tieck en Baden-Baden y E.T.A. Hoffmann en Bamberg (éste acogerá desfavorablemente el estreno de El Cazador...). El argumento, que se desarrolla después de la Guerra de los Treinta Años, nos relata la historia de un amor dificultado por la intervención de fuerzas maléficas, que impiden la celebración del esperado matrimonio y que finalmente son superadas gracias a la acción de un ermitaño. 
Desde el punto de vista musical, en El Cazador Furtivo están presentes innovaciones como la consecución típica de la ópera alemana de una unidad dramática y estructural, que va más allá de la separación de números aislados de la ópera italiana (recitativo-aria), si bien admite un fuerte componente de eclecticismo, en el que caben pasajes de influencia italiana de gran lirismo y francesa (escenas al aire libre, coros y bailables, solos instrumentales), desarrollados con gran fluidez en la mezcla de técnicas (escritura coral, Lied, melodrama, arioso, danzas alemanas, canciones estróficas, orquestación permanente). Por otra parte, Weber persigue, siguiendo la estela de los autores operísticos alemanes, una concepción totalitaria de la obra, en la que adquieren igual importancia elementos como la escenificación, luminotecnia, gestualidad, etc. La dualidad condicionada por la línea argumental se manifiesta, asimismo, en el contraste presente en muchos niveles entre sonoridades oscuras y luminosas y el simbolismo atribuido a instrumentos (trompas: bosque y vida campesina; registros graves de cuerda, clarinete y fagot más percusión  lo siniestro; violoncello: bondad encarnada por la novia Agathe), tonalidades (menores: oscuridad; mayores: luz y bondad) y materiales melódicos (reaparecen de manera recurrente desde la Obertura).
El fragmento que hemos seleccionado de este título es la "escena y aria" de Agathe del Segundo Acto, para soprano lírica o lírica-spinto. La protagonista, en medio de pensamientos turbulentos reza y espera a su amado, recreando la ensoñación del anochecer en un episodio de gran dificultad. El fragmento culmina, al oir los pasos del protagonista, con un "heroico" allegro, en el que se reproduce el material melódico central de la ópera (aparecido ya en la Obertura y que concluirá la ópera en el brindis final). Sigue a un breve recitativo que es continuado con una oración íntima (Leise, leise, fromme Weise). Este aria ocupa un lugar primordial en la ópera romántica alemana, no sólo por sus exigencias técnicas, sino por su demanda de una gran cualidad dramática para transmitir la emoción interna del personaje, aspectos que han ejemplificado las interpretaciones de cantantes como Elisabeth Grümmer o Gundula Janowith.

¿Cómo se ha de acercar a mí el sueño,
antes de haberle visto?
¿Sí, el amor y las preocupaciones
muchas veces van de la mano!
¿Brillará la luna en el camino?
¿Qué noche más hermosa!
¡Despacio, despacio, elévate dulce canción!
Lleva mi canto hasta el estrellado cielo.
¡Resuena, canción alegre! ¡Flota festivamente!
Lleva mi plegaria a la mansión celestial.
¡Cuán claramente brillan las doradas estrellas!
Sólamente allí en la lejanía,
sobre los montes,
parece que se levanta una tempestad.
Allí, en el bosque, flota un ejército
de oscuras nubes sofocantes y pesadas.
¡A ti levanto yo las manos
Señor sin principio ni fin!
Para protegernos del peligro
¡envíanos tus legiones de ángeles!
El silencio hace ya tiempo que lo cubre todo;
Querido amado,
¿dónde estás?
Aunque mis oídos escuchan ávidamente,
solamente murmuran las copas de los pinos;
solamente el follaje de los abedules en la arboleda
susurran en el silencio solemne.
Solamente el ruiseñor y el grillo
parece que se alegran del fresco aire nocturno.
¿Pero cómo? ¿No me engaña el oído?
¡Allí resuena como si fueran pasos!
¡Allí en medio de los pinos!¡Alguien viene!
¡Es él! ¡Es él!
¡La bandera del amor debe ondear!
Tu amada vela ¡aún en la noche!

¡Parece que aún no me ha visto!
Si no me engala la luz de la luna,
¡adorna su sombrero un ramo de flores!
¡Con certeza, él ha hecho el mejor disparo!
¡Es un buen presagio de felicidad para mañana!
¡Oh, dulce esperanza, mi ánimo renace!
¡Mi pulso se acelera
y mi corazón palpita impetuosamente,
con su dulce deseo!
¿Puedo atreverme a tener esperanza?
Sí, la suerte vuelve nuevamente
a favor de mi amado
¡y mañana le seguirá siendo fiel!
¿No es un engaño?
¿No es una ilusión?
¡Cielos, aceptad estas lágrimas de agradecimiento
como prenda de esperanza!

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