viernes, abril 08, 2011

MÁGICO BOSQUE


"Los castaños centenarios, que se alzaban como gigantes con sus ramas extendidas, lucían un verde intenso. ¡Y qué susurro tan agradable cuando las ramas cargadas de flores se rozaban murmurando unas a otras, diseminando blancos copos de delicadas hojas, como la nieve en invierno, sobre la hierba verde oscuro, en la que las flores de colores habían ido tejiendo caprichosos motivos! Y un aroma dulce y denso brotaba de la tierra y afluía en suaves oleadas, pegándose a cada cual tan estrecha y firmemente que uno ya no tenía una conciencia definida de aquella delicia, sino tan sólo una vaga sensación de algo dulce, agradable, adormecedor. El cielo se curvaba como un zafiro sobre los árboles, tan azul, tan brillante y puro. Y el sol extendía su oro más rico sobre su prodigiosa, imperecedera e incomparable creación: la primavera en el Prater.
¡Primavera en el Prater!
Las palabras vibraban solemnemente en el aire, todos sentían el profundo milagro que se obraba a su alrededor, aunque dentro de cada cual también había brotado un sentimiento de renuevo. Parejas de enamorados paseaban del brazo por las amplias, inmensas praderas irradiando felicidad, y en los niños, a los que esta dicha todavía les era ajena, había despertado una singular excitación que los obligaba a saltar y bailar, dando gritos de júbilo, y sus alegres voces se perdían a lo lejos en el viento y en el bosque".

Stefan Zweig. Primavera en el Prater. 1900.

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