martes, diciembre 21, 2010

LA ARMÓNICA DE CRISTAL. TRAYECTORIAS SONORAS.


Hola, este martes volvemos con Olivier Messiaen (1908-1992), compositor al que recordamos el curso pasado y al que retornamos en estas fechas tan especiales a propósito de su obra Veinte miradas al Niño Jesús. Miembro del grupo La Jeune France, organista y profesor en el Conservatorio de París desde 1941, Messiaen dedica esta obra, como todo su catálogo pianístico, a su esposa Yvonne Loriod. 1944, año de su escritura, es también el de la publicación de su tratado Técnica de mi lenguaje musical, en el que expone su personal estética y la conformación de lo que serán sus pilares técnicos, que culminan en los ritmos no retrogradables y los modos de transposición limitada. Para Messiaen, la forma es esencial, máxima que heredará también su alumno Pierre Boulez, y se manifiesta a través de simetrías que pretenden mostrarnos el devenir temporal.

Veinte miradas... está integrada por veinte piezas de considerable dificultad para el intérprete, en las que lleva a cabo su exploración del ritmo, elemento fundamental en su producción. La herencia inmediata francesa se trasluce en la utilización de temas recurrentes que proporcionan unidad formal y que simbolizan el Amor Místico, la Estrella y la Cruz, la Alegría y Dios. El desplazamiento de registros de los motivos define una intrincada propuesta, en la que, como es habitual en el autor, caben elementos armónicos y rítmicos de músicas griegas, talas indios y cantos de pájaros, al tiempo que asociaciones a los colores, al Arco Iris, a campanas, espirales, etc. La religiosidad humanística del músico le lleva a incorporar incluso fuentes profanas como el Jazz (motivos en las piezas décima y décimoquinta). El propio compositor manifestó sobre las Veinte miradas..., preguntado acerca de su estilo, insuficientemente comprendido por la crítica de su momento, su constante búsqueda de "una música que sea sangre nueva, gesto que habla, perfume desconocido, pájaro sin sueño. Una ventana como una ventana de iglesia, un remolino de colores complementarios. Una música que expresa el fin del tiempo, la ubicuidad, los cuerpos transfigurados, los misterios divinos y sobrenaturales".




Feliz Navidad

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