Hola, bienvenidos a La Armónica de Cristal, este martes dedicada a uno de nuestros más grandes compositores: Cristóbal Halffter (1930). Sobrino de los también compositores y miembros de la Generación de la República Rodolfo y Ernesto Halffter, estudió en el Conservatorio de Madrid Dirección de Orquesta y Composición con Conrado del Campo. Más tarde, prolongó su aprendizaje con André Jolivet y Alexandre Tansman. En 1953 consigue el Premio Nacional de Música con su Concierto para piano y orquesta. En 1962 accede a la Cátedra de Composición del Conservatorio de Madrid, del que también ejercerá como director entre 1964 y 1966.
No podemos extendernos en estas líneas en reseñar su extensa trayectoria, pero sí comentaremos brevemente algunas de las obras de sus distintas etapas. En una primera fase, destaca la presencia de la inspiración española, junto con elementos de influencia de Stravinski y Bartók en su producción (Scherzo, Antífona Pascual, Saeta, Jugando al toro, etc.). A partir de la Sonata para violín solo de 1958, Halffter asume progresivamente las distintas corrientes internacionales de vanguardia: Serialismo (Cinco Microformas, Sinfonía para tres grupos instrumentales, Secuencias, etc.), Música Aleatoria e Indeterminación (Formantes, etc.), Música Electrónica, etc., además de reflejar una constante preocupación humanística (Yes, speak out, Llanto por las víctimas de la violencia, Requiem por la libertad imaginada, Elegía a la muerte de tres poetas españoles), religiosa (destaca el Officium defunctorum), e interés por la música concertística y de cámara, el género cinematográfico y la ópera (Don Quijote, 1999 y Lázaro, 2008).
El sello de Halffter ha impregnado todo su catálogo con una perfección compositiva inusitada, con un extraordinario dominio de la forma al servicio de una gran fuerza expresiva y capacidad de comunicación con el público, que le han convertido en receptor de un gran éxito internacional.
Halffter es uno de los referentes artísticos de la música del siglo XX, miembro de la denominada Generación de 1951 (término que él mismo acuñó y que se refiere al grupo de compositores nacidos entre 1924 y 1938 que finalizaron sus estudios en el Conservatorio de Madrid ese año), que protagonizó la renovación de la producción musical española y su entrada en la vanguardia internacional. Conectada estrechamente a las artes plásticas (El Paso, Escuela de Madrid, etc.), comienza su definitivo impulso con la creación del Aula de Música del Ateneo de Madrid en 1958, que acogerá a sus miembros (Barce, De Pablo, Guinjoan, Mestres-Quadreny, Bernaola, Benguerel, Moreno Buendía, García Abril, Blancafort), integrantes anteriormente del Grupo Nueva Música, y que venían a sumarse a un conjunto de iniciativas renovadoras en Madrid y Barcelona, como el Grupo Manuel de Falla, Juventudes Musicales, charlas del Ateneo, etc.
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