jueves, junio 17, 2010
BIBLIOTECAS DEL MUNDO
En esta recta final del curso, me apuro a ir completando algunos de los viejos proyectos. Dentro de la serie "Bibliotecas del mundo" quería hacer alusión a la maravillosa Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia. La visité, hace ya tantos, en mis años universitarios, como colofón a un viaje maravilloso a Pisa, cuya biblioteca universitaria, por cierto, merecería otra entrada. Pero vayamos por partes. Recientemente Henrique y Victoria estuvieron por allí y, gracias a su amabilidad, tengo el material que me permite refrescar mis recuerdos y aportar estos datos.
La Biblioteca Medicea ha de enmarcarse en el seno de las cortes italianas del Humanismo, como la de Ferrara, Bologna, Urbino, etc. Pero ésta, además de su valor bibliográfico extraordinario, cuenta también con el tesoro del genio de Miguel Ángel, quien proyectó la célebre escalera y los mausoleos donde los hermanos Giuliano y Lorenzo querían inmortalizarse.
El gran artista inició los trabajos en 1524 por encargo del pontífice de familia Medici Clemente VII, que quería cumplir los deseos de otro papá Medici, el famoso mecenas León X, hijo de Lorenzo el Magnífico. El proyecto aspiraba a devolver a Florencia la colección de la familia llevada a Roma y para ello había que edificar una biblioteca en el interior del claustro de la iglesia de San Lorenzo.
Tras distintos parones por causas políticas, la obra fue culminada por los arquitectos Ammannati y Vasari y abierta al público en 1571.
Se accede a la antigua sala de lectura a través del vestíbulo de columnas geminadas. La escalera tripartita había sido ideada por Miguel Ángel en madera, pero finalmente fue realizada por Ammannati en piedra arenisca gris. La sala de lectura contaba con ochenta y ocho escritorios dispuestos en dos filas y desempeñaban el triple oficio de de estantes, atril y asiento. Cuenta con tres mil manuscritos de las materias propias del trivium y el cuadrivium (astronomía, retórica, filosofía, historia, gramática, poesía, geografía). Hoy en día los códices han sido trasladados a unos depósitos.
Toda la decoración es admirable: los mismos escritorios, el techo, el pavimento en taracea de terracota blanca y roja, las vidrieras flamencas.
En el siglo XIX se construye la Tribuna D´Elci, con el objetivo de albergar las primeras ediciones impresas de clásicos griegos y latinos donadas por Angelo Maria d´Elci.
La biblioteca se integra en el complejo arquitectónico de San Lorenzo, obra de Brunelleschi. En el siglo XVI fue ampliado con la construcción de la Sacristía Nueva donde se encuentran los sepulcros de la familia. En 1605 se inaugura la Capilla de los Príncipes.
Centrándonos en las colecciones, su valor es único. El núcleo original perteneció a Cosme el Viejo, que incluye aportaciones de humanistas célebres comom Poggio Bracciolini. Su historia está llena de avatares: confiscación, rescate, ampliaciones, desamortizaciones, etc. Cuenta con tesoros de la cultura occidental como el tetraevangelio siríaco del monje Rabula, s. VI; el ejemplar más antiguo del Corpus iuris civilis de Justiniano, manuscritos de obras de Tito Livio, Tácito, Cicerón, Esquilo, Sófocles, Heródoto, Tucídides, Plinio, Séneca. Todos ellos fueron estudiados por humanistas como Poliziano, Petrarca, Marsilio Ficino, etc., es decir, lo más granado de la Antigüedad grecolatina y del humanismo italiano.
Hoy en día cuenta con 11000 códices, 566 incunables, 1681 libros impresos del s. XVI y más de 126000 ediciones de siglos posteriores.
Si estáis interesados en saber algo más sobre esta joya de las bibliotecas podéis acudir a este enlace.
La Biblioteca Medicea ha de enmarcarse en el seno de las cortes italianas del Humanismo, como la de Ferrara, Bologna, Urbino, etc. Pero ésta, además de su valor bibliográfico extraordinario, cuenta también con el tesoro del genio de Miguel Ángel, quien proyectó la célebre escalera y los mausoleos donde los hermanos Giuliano y Lorenzo querían inmortalizarse.
El gran artista inició los trabajos en 1524 por encargo del pontífice de familia Medici Clemente VII, que quería cumplir los deseos de otro papá Medici, el famoso mecenas León X, hijo de Lorenzo el Magnífico. El proyecto aspiraba a devolver a Florencia la colección de la familia llevada a Roma y para ello había que edificar una biblioteca en el interior del claustro de la iglesia de San Lorenzo.
Tras distintos parones por causas políticas, la obra fue culminada por los arquitectos Ammannati y Vasari y abierta al público en 1571.
Se accede a la antigua sala de lectura a través del vestíbulo de columnas geminadas. La escalera tripartita había sido ideada por Miguel Ángel en madera, pero finalmente fue realizada por Ammannati en piedra arenisca gris. La sala de lectura contaba con ochenta y ocho escritorios dispuestos en dos filas y desempeñaban el triple oficio de de estantes, atril y asiento. Cuenta con tres mil manuscritos de las materias propias del trivium y el cuadrivium (astronomía, retórica, filosofía, historia, gramática, poesía, geografía). Hoy en día los códices han sido trasladados a unos depósitos.
Toda la decoración es admirable: los mismos escritorios, el techo, el pavimento en taracea de terracota blanca y roja, las vidrieras flamencas.
En el siglo XIX se construye la Tribuna D´Elci, con el objetivo de albergar las primeras ediciones impresas de clásicos griegos y latinos donadas por Angelo Maria d´Elci.
La biblioteca se integra en el complejo arquitectónico de San Lorenzo, obra de Brunelleschi. En el siglo XVI fue ampliado con la construcción de la Sacristía Nueva donde se encuentran los sepulcros de la familia. En 1605 se inaugura la Capilla de los Príncipes.
Centrándonos en las colecciones, su valor es único. El núcleo original perteneció a Cosme el Viejo, que incluye aportaciones de humanistas célebres comom Poggio Bracciolini. Su historia está llena de avatares: confiscación, rescate, ampliaciones, desamortizaciones, etc. Cuenta con tesoros de la cultura occidental como el tetraevangelio siríaco del monje Rabula, s. VI; el ejemplar más antiguo del Corpus iuris civilis de Justiniano, manuscritos de obras de Tito Livio, Tácito, Cicerón, Esquilo, Sófocles, Heródoto, Tucídides, Plinio, Séneca. Todos ellos fueron estudiados por humanistas como Poliziano, Petrarca, Marsilio Ficino, etc., es decir, lo más granado de la Antigüedad grecolatina y del humanismo italiano.
Hoy en día cuenta con 11000 códices, 566 incunables, 1681 libros impresos del s. XVI y más de 126000 ediciones de siglos posteriores.
Si estáis interesados en saber algo más sobre esta joya de las bibliotecas podéis acudir a este enlace.
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