martes, noviembre 30, 2010

LA ARMÓNICA MUSICAL. TRAYECTORIAS MUSICALES.


Hola, hoy es un placer recordar en esta sección a uno de los mejores compositores españoles de todos los tiempos, pese a su muy prematura muerte. Nos referimos a Juan Crisóstomo Arriaga (1806-1826), "niño prodigio", que nació en Bilbao y que comenzó sus estudios con su padre y Fausto Sanz. Con once años tocaba ya como primer violín en cuartetos para familias de la alta burguesía local. Con trece años, compone una ópera en dos actos, que será estrenada con éxito en Bilbao en 1820: Los esclavos felices. Con catorce escribe un Tema variado para cuarteto Op. 17 y luego una adaptación sobre La húngara para cuarteto.

Una fecha determinante es 1821, en que realiza su traslado a París. Estudia en el Conservatorio Contrapunto y Fuga con Fétis y Violín con Baillot, ambos figuras cruciales dentro de la Historia de la Pedagogía e Interpretación musicales. Tras una rápida formación que causó la admiración de profesores y crítica, fue nombrado Profesor Auxiliar. Falleció en 1826 por tuberculosis, habiendo escrito 23 obras pocos días antes de cumplir la edad de veinte años.
Entre sus obras más renombradas se encuentran los tres cuartetos para cuerda, compuestos en 1823. Durante esa época compone también la Sinfonía en Re menor y varias obras religiosas, algunas de las cuales no se han conservado (Barbieri poesía un Motete de Arriaga). Fétis, en su Biographie universelle des musiciens... , escribió de los cuartetos: "Es imposible imaginar nada más original, más elegante ni escrito con mayor pureza que estos cuartetos, que no son muy conocidos. Cada vez que eran interpretados por su joven autor, provocaban la admiración de quienes los oían". En las composiciones, la influencia del modelo clásico es innegable, pero se observa un carácter y evolución hacia el Romanticismo. En la primera de las partituras, el Cuarteto en Re menor se percibe, además, cierto aire nacional de bolero en el Minuetto. La elegancia melódica al nivel de Mozart y Schubert es reconocida por la crítica y público. Fueron algunas de las escasas obras publicadas en vida del autor.
Los cuartetos fueron redescubiertos en el fondo de un baúl en un desván de un sobrino-nieto del compositor, Emiliano de Arriaga. Éste fundó, junto con Lope Alaña y Cleto Zavala, una comisión permanente de obras de Arriaga. Desde el otoño de 1884, Lope Alaña, Cleto Zavala, Miguel de Unceta, Federico Olivares y Eusebio García, interpretaron las primeras páginas en Bilbao.
Pero no es, hasta que Cleto Zavala las lleva a Madrid y son ejecutadas repetidamente por la renombrada Sociedad de Cuartetos dirigida por Jesús de Monasterio, cuando adquieren la notoriedad que merecen. Dicha Sociedad, formada también por Rafael Pérez, Tomás Lestán y Víctor Mirecki, y que se había formado en 1863, fue la primera en dar a conocer el repertorio camerístico en España de forma regular y con grandes exigencias estéticas, técnicas e interpretativas. El 23 de enero de 1885, tocaron el Cuarteto en Re menor en una sesión de la que Monasterio recoge en sus notas: "La ejecución de todas las obras fue en general muy esmerada y grandísimo el entusiasmo del público". La crítica señala (La Correspondencia Musical): "[...] es un dechado de inspiración que deja gratísimamente impresionado el ánimo, y revela, desde luego, el genio musical de quien la concibiera". El mismo Tomás Bretón, en su Diario, escribe: "gusta más cuanto más se oye".
El 25 de mayo de 1889, en el Conservatorio de Madrid, por entonces llamado Escuela Nacional de Música, se dedica un día de homenaje a Arriaga. El compositor Emilio Arrieta, director de la institución, destaca: "sus melodías son siempre delicadas y elegantes, su armonía correcta y sólida, y el sentimiento de la forma que las distingue es una prueba  más de la semejanza intelectual y creadora [...] de Mozart y de Arriaga".

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