martes, octubre 11, 2011

LA ARMÓNICA DE CRISTAL. TRAYECTORIAS SONORAS





Bienvenidos a La Armónica de Cristal. Este martes retornamos al repertorio de la música de cámara, con uno de los títulos del noruego Edvard Grieg (1843-1907): su Cuarteto en Sol menor Opus 27, quizá menos conocido para el gran público que su arreglo de música incidental para Peer Gynt de Henrik Ibsen o la Suite Holberg para cuerda. El compositor nacido y fallecido en Bergen, y formado como muchos coetáneos  en Leipzig, ejerció también como solista de piano y director, lo que le facilitó realizar numerosos viajes, en los que pudo conocer a figuras como Brahms, Tchaikovski y Listzt (durante una estancia en Roma en 1869 se relacionó con este último, quien elogió el Concierto de Piano de Grieg, tras tocarlo a primera vista). Sobra decir que en su obligada permanencia en Copenhague (por entonces centro cultural de todo el área escandinava), que se prolongó durante tres años, tuvo la oportunidad de escuchar obras de sus compatriotas y de compositores más cercanos en la geografía. Conviene recordar la tradición existente  durante todo el siglo XIX de composición de cuartetos en los autores escandinavos, siguiendo en general el modelo alemán debido a sus estudios en Leipzig: Johann Svendsen, Christian Sinding (noruegos), Johan Hartmann, Peter Heise y Niels Gade (daneses), fueron los representantes más destacados en este repertorio, especialmente el último. Sin embargo, Grieg va a añadir al molde romántico de Gade componentes nacionalistas más cercanos a Sinding y Svendsen, a los que nos referiremos más adelante.
Grieg había compuesto, durante sus estudios en Alemania, un Cuarteto en Re menor, hoy perdido, que contenía una fuga, y que fue descrito por el mismo autor como un ejemplo influenciado por Schumann, Gade y Mendelssohn. Su incursión en el mundo del cuarteto de cuerda no era, por tanto, nueva, a pesar de que son sus piezas para piano y para voz y piano, además de las citadas anteriormente para orquesta, las que integran la mayor parte de su producción. Anteriormente había escrito varias sonatas para violín y piano y su luego famoso Concierto para Piano en La menor. Después de la composición a la que hoy dedicamos esta sección, Grieg iniciará la escritura de un nuevo título dentro del repertorio cuartetístico, el Cuarteto en Fa menor, que data de 1891, y en el que su maestría en el dominio del género se plasmará en sus dos movimientos, excepcionalmente en los ritmos de danza del segundo.
El Cuarteto en Sol menor Opus 27 fue compuesto entre 1877 y 1878, época en la que Grieg disfrutaba ya de una pensión anual concedida por el Estado para dedicarse plenamente a la creación musical. Como señala el especialista Jan Smaczny, esta obra muestra una originalidad inusitada, tanto en forma como en contenido, que abarca desde el punto de vista armónico hasta el textural. La capacidad de Grieg para transmitir sensaciones y ambientes queda patente en el Cuarteto, cuyo refinamiento expresivo se evidencia en la Romanza y en el Intermezzo. Por otra parte, es reseñable su interés por los efectos de sonoridad, que, junto con el diseño armónico (a destacar la utilización libre de la disonancia) y estructural, parecen servir como referencia al Cuarteto en Sol menor Opus 10 de Debussy (el autor francés, pese a ciertas críticas a la música de Grieg, reconoce los hallazgos de esta obra). Por otra parte, la concepción unitaria, cíclica, de la composición, se logra a través del minucioso trabajo compositivo, que parte de un mismo material, el motivo descendente que une todos los movimientos y que está tomado de Spillemaend Minstrels Opus 25 Número 1 para mezzosoprano y piano, una de las más refinadas canciones del período central de la producción de Grieg, con texto de Ibsen. Se basa en una leyenda noruega de un artista que consigue sabiduría de un espíritu acuático a costa de la felicidad personal. Esta canción parece estar relacionada con la propia biografía del compositor. La utilización del motivo es particularmente acusada en los movimientos extremos y en la Introducción del primero ha sido interpretada como una referencia a la Fatalidad. La obra comienza con una Introducción, en la que se anticipa el material segundo de la Exposición, con una textura acordal y solemne, interrumpida dramáticamente dos veces y diseñada sobre un descenso de cuarta frigia, que encontraremos reiterado en numerosas ocasiones. En el compás 17 comienza el Allegro molto ed agitato, con un material en el violín primero, basado en un motivo de tres notas, con intervalo de terceras, que será sometido a diferentes variantes rítmicas, antes de la aparición del segundo grupo temático contrastante (c. 95). El Desarrollo presenta materiales antes escuchados, como la escala cromática ascendente aparecida en el compás 71 ahora con disminución rítmica. La Retransición nos conduce a un exacerbado pianissimo con exagerada deceleración del tempo. La Coda nos devuelve los acordes tenidos con un efecto sonoro en trémolo sul ponticello y el material en el registro agudo del violoncello, que precede al descenso cromático de cuarta que nos lleva al Prestissimo apoteósico. El segundo movimiento (Romanze), consta de dos materiales también contrastantes, el segundo definido por su dramatismo (c. 34). En el tercer movimiento, Intermezzo, los ritmos y acentuaciones desplazadas evocan danzas tradicionales, alternando estructuras ternarias y binarias. El Lento. Presto al saltarello es el último e impetuoso movimiento, en el que se oponen dos temas. El inicio reproduce el material principal. La sección central muy extensa en Sol Mayor destaca por su fuga iniciada en el violoncello (c.199). La influencia del estilo folklórico en este movimiento es, de nuevo, evidente (rasgo que encontramos también en el Concierto de Piano), pero además incrementada por su retórica apasionada.  
La osadía de Grieg se manifiesta también a nivel formal  en el material de transición al segundo grupo temático del primer movimiento, que aparece, como una unidad casi independiente, comparable, según algunos especialistas, a la presentación del segundo grupo temático del tercer movimiento del Concierto para Piano.


Mis pensamientos estaban con ella
cada anochecer del verano,
pero el camino conduce al río
en el rociado matorral del aliso.
Oh, si tú conociste el terror y las canciones,
podías hechizar la belleza de un pensamiento,
¡de ahí que en las grandes iglesias y salones
ella pensaría en seguirte!
Yo evoqué el espíritu del agua desde las profundidades;
él me tocó directamente desde Dios;
pero en el tiempo en que llegué a ser su maestro,
ella fue la novia de mi hermano.
En grandes iglesias y salones
yo me reflejo a mí mismo,
y el terror y canciones del espíritu
nunca están fuera de mi mente.

Henrik Ibsen.

No hay comentarios: