martes, octubre 04, 2011
LA ARMÓNICA DE CRISTAL. TRAYECTORIAS SONORAS
Hola, un nuevo martes nos encontramos en esta sección literario-musical. Hoy recordamos a uno de esos autores no suficientemente conocidos para el gran público, pero que merece unas líneas, aunque sea en este modesto rincón de nuestro Blog. Ernest Chausson (1855-1899), escritor y compositor tardío, fue un autor cuya evolución creativa, de desarrollo lento, fue interrumpida bruscamente por su repentina y prematura muerte (se le considera la primera víctima de un accidente de bicicleta). De familia acomodada, frecuentó temprano ambientes artísticos, lo que le facilitó conocer a figuras como los pintores Fantin-Latour y Odilon Redon, así como el compositor Vincent d'Indy. Con 25 años ingresó en la clase de Composición de Jules Massenet en el Conservatorio de París y después de 1883 recibió lecciones privadas del belga César Franck. Un año antes, acude al estreno de Parsifal de Richard Wagner en Bayreuth.
Otra fecha clave dentro de su trayectoria es el nombramiento en 1886 como secretario de la Sociedad Nacional de Música, inaugurada tras la Guerra Franco-Prusiana por Camille Saint-Saëns para interpretar obras no operísticas de compositores franceses. Chausson, sin embargo, se posicionará más tarde en contra de las posiciones más conservadoras dentro del mundo de la creación musical francesa, cultivando la amistad de nombres como Claude Debussy, Gabriel Fauré, Isaac Albéniz y los poetas simbolistas, especialmente Stéphan Mallarmé. De hecho, será su famoso salón de la rue de Courcelles, en París, uno de los centros de reunión artística más importantes de la capital francesa a finales de siglo. Por otra parte, su interés por las artes plásticas se plasmará en su estrecha relación con los pintores impresionistas (Claude Monet, Auguste Renoir y Edgar Degas), de los que reunirá una importante colección, pero también simbolistas (Pierre Puvis de Chavanne).
Hoy traemos a la memoria una de las composiciones de su tercera y última etapa, iniciada a partir de 1894, y marcada por el acercamiento literario a los autores rusos y simbolistas: el afamado Poème Opus 25 para violín y orquesta. Pieza obligada en el repertorio violinístico, su concepción parece ligada a la lectura de uno de los cuentos más célebres del escritor Ivan Turguéniev (1818-1883): Chant de l'amour triomphant. En él se narra una historia misteriosa de amor y celos, que hace referencia a las relaciones del escritor con la famosa cantante Pauline Viardot. Ambos formaban parte del círculo de amistades de Chausson. En la narración de Turguéniev, dedicada a Gustave Flaubert, la trama se traslada a un escenario renacentista, con presencia de ingredientes mágicos, siguiendo el estilo de novella italiana del siglo XVI. No obstante, el Poème de Chausson no se inscribe en el género del poema sinfónico, que supera debido a su libertad formal, ajena a la sujección a un programa o argumento.
Se cree que el Poème fue concebido en torno a 1892 y fue compuesto entre abril y junio de 1896. La obra está dedicada al gran violinista y compositor Eugène Ysaÿe, uno de los máximos representantes de la Escuela Franco-belga de violín. Ysaÿe revolucionó el rol de concertista virtuoso y para él escribieron Saint-Saëns, Franck, Debussy y Fauré, entre otros. Ysaÿe dio a conocer en Bruselas en 1891 el Concierto para piano, violín y cuarteto de cuerdas Opus 21 de Chausson. El estreno del Poème se celebró en el Conservatorio de Nancy en diciembre de 1896, actuando como solista Ysaÿe, acompañado de la Orquesta Colonne. Un estreno previo lo ofreció el mismo intérprete, acompañado por Enrique Granados en Sitges, ejecutando la versión con piano realizada por Albéniz.
La escritura del Poème muestra una gran influencia del estilo interpretativo de Ysaÿe (la audición del Poème élégiaque de éste fue decisiva para la composición de Chausson). La armonía, con clara influencia en las obras de Chausson (especialmente en su primera etapa) como en las de los franceses de su época, de Wagner, presenta en la pieza un atrevido cromatismo, con sonoridades preimpresionistas (será muy valorada por Debussy), como la utilización de estructuras de tonos enteros. La presencia recurrente de motivos melódicos de tercera y cuarta en toda la composición, así como de motivos rítmicos basados en sincopaciones con diferentes variantes, proporciona una gran coherencia formal a una obra caracterizada por su atmósfera de inusitado lirismo y poesía. A una introducción (Lento e misterioso), en la que la orquesta anticipa el primer material en el solo, contestado con un pasaje a modo de coral en la orquesta, le sigue una sección (Animato, compás 97), en la que el solo presenta un segundo material dividido, que servirá para realizar diversas digresiones de despliegue técnico. La estructura culmina con la vuelta del primer material (Poco meno-lento, c. 225), segunda parte y primera parte del segundo material ya en la tonalidad inicial de Mi bemol Mayor (cc. 240 y 301, respectivamente), que precede a la Coda de finalización (Tranquilo, c. 329), tras evolucionar a través de un arriesgado periplo por tonalidades cuya relación merece un estudio aparte.
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