martes, abril 06, 2010

ONDAS Y ESFERAS



Hola, dos semanas después retomamos esta sección de Literatura y Música, reencontrándonos con Olivier Messiaen, al que ya dedicamos nuestro recuerdo en enero. Hoy hemos elegido una de sus obras de su primera etapa, en concreto su Cuarteto para el fin de los tiempos. En verano de 1940, Messiaen, al servicio del ejército francés, fue capturado por los alemanes en Görlitz (Silesia). Comienza a escribir el movimiento tercero. Un guardián germano le facilita papel pautado y lápiz y le traslada a un barracón vacío para que prosiga la composición, cuyo estreno se efectuó el 15 de enero de 1941 en el campo de prisioneros Stalag VIII. Fue interpretado por el propio Messiaen y tres compañeros y contó con la asistencia de oficiales alemanes y cientos de "residentes" de la instalación nazi. Messiaen evocó esas terribles circunstancias señalando: "Nunca he sido escuchado con tanta atención y comprensión".

La obra exige una combinación instrumental inusual para un cuarteto (violín, clarinete, violoncello y piano) y está concebida como una serie de meditaciones o reflexiones acerca del Tiempo y de lo Infinito, cuestiones que están presentes en toda su producción, y que adoptan en este ejemplo la forma de digresión sobre el pasaje del Juicio Final del Apocalipsis de San Juan. El número de movimientos es de ocho, número que añade al siete (símbolo de Perfección) la cualidad de Eternidad identificada como una "Paz inalterable". Esta perspectiva se extiende en los títulos de cada disertación: I. Liturgie de cristal. II. Vocalise, pour l'Ange qui annonce la fin du temps. III. Abîsme des oiseux. IV. Intermède. V. Louange à l'Eternité de Jésus. VI. Danse de la fureur, pour les sept trompettes. VII. Fouillis d'arcs-en-ciel, pour l'Ange qui annonce la fin du temps. VIII. Louange à l'Immortalité de Jésus. Las dos Louange son adaptaciones de dos obras escritas anteriormente a la Guerra. Messiaen, como subraya el musicólogo Paul Griffiths, traslada de nuevo su religiosidad a una composición a través de la combinación de la simplicidad y complejidad, su búsqueda incesante de nuevos timbres y colores con una significación teológica, la unión con la Naturaleza reflejada en la introducción del canto de los pájaros, los ritmos a modo de palíndromos y la prolongación de los movimientos en una lentitud extrema reflejando una estaticidad a modo de trance (la Victoria de Jesús sobre el Tiempo). 


2 comentarios:

Laura García dijo...

Muy interesante. Voy a leer ahora mismo lo que publicasteis sobre él en enero!

Anónimo dijo...

Muchas gracias por compartir tu tiempo con nosotros un abrazo