Hola, amigos de esta sección literario-musical de los martes, hoy dedicada al universo pianístico. Claude Debussy (1862-1918) escribió la mayor parte de su producción destinada a este instrumento entre 1903 y 1913. De su tercera etapa recordamos la primera de las piezas de su Segundo Cuaderno de
Images (1907)
, titulada
Cloches à travers les fevilles (
Campanas atraviesan las hojas). Estos dos libros abren un nuevo mundo sonoro para el piano, al tiempo que incrementan el nivel de exigencias técnicas para el intérprete.
El autor, que manifiesta su admiración por la consecución de valores e impresiones instantáneas de los poemas de Verlaine y Mallarmé, así como de los recursos pictóricos de Monet, evoca el sonido y atmósfera producidos por las campanas de una población rural, en la que, por costumbre, se hacen tañer entre los días de Todos los Santos y la Misa del Día de los Difuntos.
Como en otras obras, se trata de una pieza minuciosa, pero que no pierde el carácter de improvisación y evanescencia. La percepción sensorial, en la que luz y colores parecen detener el tiempo, pese a las continuas transiciones armónicas y tímbricas de la Naturaleza, se combinan con la persistencia de las campanas, instrumento que frecuentemente está presente en la escritura de Debussy. Es clara la influencia del gamelán javanés, que pudo escuchar y admirar en la Feria Mundial de París de 1889. La utilización del ciclo, de figuraciones aparentemente estáticas y pedales, así como de estructuras de breves unidades sin desarrollo, son afines a las composiciones para gamelán. También es habitual la inserción del sonido de la campana en una escala de tonos enteros sobre un pedal, y la textura dividida en cuatro voces, procedimientos que adopta Debussy en el ejemplo que tratamos. El entrecruzamiento de cada voz produce la sensación de un tapiz de colores, un mosaico exento de desarrollo a la manera tradicional. La ausencia de jerarquía tonal aporta un nuevo valor a cada acorde, en el que se funden armonía y color.
Hola, amigos de esta sección literario-musical de los martes, hoy dedicada al universo pianístico. Claude Debussy (1862-1918) escribió la mayor parte de su producción destinada a este instrumento entre 1903 y 1913. De su tercera etapa recordamos la primera de las piezas de su Segundo Cuaderno de Images (1907), titulada Cloches à travers les fevilles (Campanas atraviesan las hojas). Estos dos libros abren un nuevo mundo sonoro para el piano, al tiempo que incrementan el nivel de exigencias técnicas para el intérprete. 
El autor, que manifiesta su admiración por la consecución de valores e impresiones instantáneas de los poemas de Verlaine y Mallarmé, así como de los recursos pictóricos de Monet, evoca el sonido y atmósfera producidos por las campanas de una población rural, en la que, por costumbre, se hacen tañer entre los días de Todos los Santos y la Misa del Día de los Difuntos. 
Como en otras obras, se trata de una pieza minuciosa, pero que no pierde el carácter de improvisación y evanescencia. La percepción sensorial, en la que luz y colores parecen detener el tiempo, pese a las continuas transiciones armónicas y tímbricas de la Naturaleza, se combinan con la persistencia de las campanas, instrumento que frecuentemente está presente en la escritura de Debussy. Es clara la influencia del gamelán javanés, que pudo escuchar y admirar en la Feria Mundial de París de 1889. La utilización del ciclo, de figuraciones aparentemente estáticas y pedales, así como de estructuras de breves unidades sin desarrollo, son afines a las composiciones para gamelán. También es habitual la inserción del sonido de la campana en una escala de tonos enteros sobre un pedal, y la textura dividida en cuatro voces, procedimientos que adopta Debussy en el ejemplo que tratamos. El entrecruzamiento de cada voz produce la sensación de un tapiz de colores, un mosaico exento de desarrollo a la manera tradicional. La ausencia de jerarquía tonal aporta un nuevo valor a cada acorde, en el que se funden armonía y color.
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