martes, octubre 19, 2010

LA ARMÓNICA DE CRISTAL. TRAYECTORIAS SONORAS.



Hoy nuestro encuentro de los martes estará centrado en uno de los compositores más populares del siglo XIX: Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893). De su producción conocemos ampliamente su obra sinfónica, conciertos, óperas y ballets, pero es menor la difusión de sus composiciones de cámara (Trío con piano, cuartetos de cuerda, etc.).
Hoy traemos a nuestra memoria una de sus piezas más hermosas, el Sexteto para cuerda en Re menor Op. 71 Souvenir de Florence (1890). La pieza, dedicada a la Sociedad de Música de Cámara de San Petersburgo en agradecimiento por su nombramiento como socio de honor, comenzó a ser concebida en 1887, pero fue compuesta entre junio y julio de 1890, y posteriormente revisada hasta su estreno en 1892 en la misma ciudad. Chaikovski, según indica en numerosas cartas, empleó una gran dedicación al Sexteto, agrupación que le supuso la introducción de una escritura novedosa y cuya textura requirió muchos esfuerzos. Según escribió: "¡Qué cosa maravillosa es el sexteto! ¡Me parece tan natural, tan lleno de recursos!". Dividido en los convencionales cuatro movimientos, el compositor expresó el carácter de cada uno: "El primer movimiento tiene que ser pleno en fuego y pasión.  El segundo: cantabile. El tercero: scherzo. El cuarto: brillante y con entusiasmo". La obra conoció una adaptación para dos pianos y otra para orquesta. Chaikovski refleja en la partitura sus impresiones y recuerdos de su estancia en Florencia durante tres meses, en los que trabajó en su ópera  La Reina de Espadas o La Dama de Picas. Manifiesta el Sexteto una música de belleza y facilidad melódicas, habituales en el autor, así como la asociación con lo emocional y con sus circunstancias personales, a la vez que un alarde de maestría en el tratamiento expresivo de los instrumentos.



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