(Canción del muchacho de la tienda)
sobre el Río de la Plata,
la sopla el viento del norte
con su gris boca mojada.
¡Triste Ramón de Sismundi!
Allá, en la calle Esmeralda,
plumerea y plumerea
polvo de estantes y cajas.
Por las calles infinitas
los gallegos paseaban
soñando un valle imposible
a la orilla de la pampa.
¡Triste Ramón de Sismundi!
sintió la muiñeira de agua
con siete bueyes de luna
paciendo en su remembranza.
Se fue a la orilla del río,
junto al Río de la Plata.
Sauces y caballos mudos
quiebran los vidrios del agua.
Pero no encontró el gemido
melancólico de gaitas,
no vio al inmenso gaitero
de boca florida en alas;
triste Ramón de Sismundi,
junto al Río de la Plata,
vio en la tarde moribunda
bermejo muro de lama.
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