[SONETO]
Mira los concentrados avellanos que ciñen
esa vieja y gris piedra, guardada del fulgor
del sol de mediodía -aun los rayos que juegan
y atisban, mientras sopla el libre y rudo viento,
rara vez tocar pueden el musgo que recubre
ese techo, a la sombra de la cúpula verde,
que parece formar la imagen de una tumba
donde yace un antiguo Jefe, entre las montañas
solitario. ¡Vivid, árboles! Tú, gris Piedra,
guarda la pensativa imagen de una oscura
cámara donde duermen los Poderosos: algo
más que la Fantasía se pliega a la influencia
si la Naturaleza solitaria se aviene
a imitar la perdida humanidad del Tiempo.
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