El Club de Poesía conmemoró el Día de la Paz, celebrado el pasado 30 de enero, dedicando su sesión a dos poemas de Rosalía de Castro y Celso Emilio Ferreiro. Como de costumbre, el encuentro destacó por las aportaciones de los miembros del Club en sus intervenciones.
YA NO MANA la fuente, se agotó el manantial;
ya el viajero allí nunca va su sed a apagar.
Ya no brota la yerba, ni florece el narciso,
ni en los aires esparcen su fragancia los lirios.
Sólo el cauce arenoso de la seca corriente
le recuerda al sediento el horror de la muerte.
¡Mas no importa! A lo lejos otro arroyo murmura
donde humildes violetas el espacio perfuman.
Y de un sauce el ramaje, al mirarse en las ondas,
tiende en torno del agua su frequísima sombra.
El sediento viajero que el camino atraviesa
humedece los labios en la linfa serena
del arroyo que el árbol con sus ramas sombrea,
y dichoso se olvida de la fuente ya seca.
Rosalía de Castro. En las orillas del Sar (1884)
IRMÁUS
Camiñan ao meu rente moitos homes.
Nonos coñezo. Sonme estranos.
Pero ti, que te alcontras alá lonxe,
máis alá das sabanas e das illas,
coma un irmáu che falo.
Si é túa a miña noite,
si choran os meus ollos o teu pranto,
si os nosos berros son igoales,
coma un irmáu che falo.
Anque as nosas palabras sean distintas,
e ti negro i eu branco,
si tempos semellantes as feridas,
coma un irmáu che falo.
Por enriba de tódalas fronteiras,
por enriba de muros e valados,
si os nosos sonos son igoales,
coma un irmáu che falo.
Común temos a patria,
común a loita, ambos.
A miña mau che dou,
coma un irmáu che falo.
Celso Emilio Ferreiro. Longa noite de pedra (1962)
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